Mujeres: ¿malditas o benditas?
Por Enid Espinosa
Cuando era chica en mi casa no se hablaba de sexo y eso hace ya varios años atrás. Aunque, en este siglo XXI sigue siendo un tema tabú y no sólo en la sociedad chilena.
La verdad es que podría decir que sigue siendo tabú en casi todo el mundo, a excepción de algunas culturas como las hindúes que han descubierto –desde hace milenios- que el sexo es parte integral de nuestras vidas y que sin desarrollarlo, al nivel que desarrollamos el intelecto, nos estamos perdiendo una parte importante de nuestras vidas.
Y, como las mujeres somos fuente de placer, pero al mismo tiempo nos podemos dar placer sin necesitar desesperadamente a un/a otro/a, hemos sido convertidas en brujas y hechiceras que la Iglesia quemaba en la hoguera.
A mí, de seguro, me habrían quemado a muy temprana edad, porque aunque en esta vida descubrí tardíamente el placer sexual, por las típicas trancas que nos meten a las mujeres en la cabeza desde que nacemos (léase: no se masturbe, es pecado; no se acueste con muchos hombres porque se transforma en puta; reserve la virginidad para quien será su marido; las separadas son vistas como mujeres sólo pa’ la cama; etc., etc.), ahora no lo abandonaría por nada del mundo, porque es una maravilla dormir o trabajar creativamente después de tener uno o varios orgasmos.
Así no más es, como dicen en el campo. Y, qué le hace el agua al pescado…
En fin, siempre he pensado lo que escribo, pero me quedó tanto más claro al leer el libro “El sueño de Inocencio” (sobre el Papa Inocencio), del autor Gerardo Laveaga, donde en una de sus citas dice (no me acuerdo literalmente, pero es algo así): “Ojo con las mujeres, porque son fuente de placer y eso puede llevar a que los hombres prefieran quedarse remoloneando con ellas antes que ir a la guerra…”. Todo ello en el contexto de la Iglesia del siglo XVI que guerreaba por aumentar su patrimonio terrenal, quitándole las tierras a los pobres vasallos y a países menos poderosos.
Y, bueno, si la Iglesia se lo mete en la mente a las personas desde el inicio de los inicios, con Biblia en mano incluida, cómo no le van a seguir cortando el clítoris a las niñas en algunos países de Medio Oriente. Es obvio, ¿verdad? Imagínense, mujeres del mundo, tenemos el poder de alejar a los hombres de la guerra, a través del placer.
Les propongo una cruzada de tamaña naturaleza, algo así como HAGAMOS EL AMOR, NO LA GUERRA. Sí, más de algunos recordarán el lema hippie. Un lema que me hace mucho sentido y que no tenía que ver –como dijeron los retrógrados/as- con desenfreno sexual, libertinaje, miles de parejas sexuales, sino simplemente con hacer el amor.
Pero claro, las científicas mentes, horribles mentes sin sexo, decidieron crear el virus del SIDA –esto es algo de lo que estoy convencida aunque no tenga ninguna prueba científica- sólo para seguir demonizando el sexo. El sexo, algo creado por voluntad divina, para las/os cristianos y por proceso biológico para las/os científicos, ¿creen ustedes que a estas alturas del partido y con la evolución que hemos alcanzado, van a seguir metiéndonos el dedo en la boca? ¿Ah?
Por lo menos a mí no y creo que a algunas/os cuantos miles tampoco.
HAGAMOS EL AMOR, NO LA GUERRA…