Periodista y escritora libanesa, Joumana Haddad: el Marqués de Sade la liberó...

26.09.2013 21:11


Por Carmen Imperatore

Combina una belleza fuera de lo común con una fortaleza y una energía extraordinarias. La escritora y periodista libanesa Joumana Haddad es realmente imponente, tanto en su aspecto físico como en sus cualidades intelectuales. De grandes ojos color café verdosos, labios gruesos y bien delineados, ensortijado cabello oscuro y estupenda figura, posee una gran energía y un fuerte carácter, que la impulsan en su sistemática y larga lucha contra de las arcaicas tradiciones que aún se mantienen en muchos países árabes.

Su audacia y libertad de pensamiento las plasma como editora de la  revista Jasad, que significa “cuerpo” y que trata del erotismo femenino. Aparece cada tres meses desde diciembre del 2008 en Líbano, pero en el resto de los países árabes está censurada, aunque igual tiene una gran cantidad de suscriptoras.

En 200 páginas, la publicación ofrece una variada gama de temas como el incesto; el fetichismo;  la ninfomanía; la violencia conyugal; la primera relación sexual, y la increíble costumbre de algunos pueblos que someten a sus mujeres a la ablación del clítoris. También se publican ensayos, críticas de cine o de literatura, recetas de cocina afrodisíaca y otra gran cantidad de materias interesantes.

En un país donde se censuran películas, revistas o libros, resulta sorprendente que se permita una la publicación cuyo tema principal es el sexo. Sin embargo, el costo también ha sido alto, porque recientemente amenazaron a Joumana con tirarle ácido en la cara, lo que la hizo recluirse por varias semanas en su casa, aunque a poco andar renació su coraje y su fuerza para seguir luchando. De momento, la publicación ha demostrado que Líbano es el país árabe con más libertad, aunque también un hervidero de contradicciones.

Adrenalina literaria…

-Mi familia era muy estricta y me impuso grandes prohibiciones –rememora Joumana-. Es por eso que la lectura me abrió las puertas de la libertad. Descubrí al marqués de Sade, o tal vez él me descubrió a mí, cuando apenas tenía doce años. Las estanterías de la librería de mi padre, con todos sus deliciosos placeres, permanecieron abiertas para mí durante todas las vacaciones de verano. Podía sacar cualquier libro debido a la confianza “inmerecida” que mi padre depositaba en mí. Mis rasgos inocentes, en vivo contraste antagónico con los granujillas que ocupaban mi cabeza, eran el mejor camuflaje para ocultar la locura, la ansiedad y el delirio que habitaban mi pequeña mente.

-Aquel glorioso día –narra- leí de un tirón “Justine o los infortunios de la virtud”, con una mezcla de pánico e incredulidad, hipnotizada y a la vez paralizada de susto. Justine me llenó de adrenalina. El marqués de Sade me pervirtió… Y no hubo vuelta atrás…

En uno de sus últimos twitteos, en septiembre de este año, esta valiente escritora libanesa se dirigió a todas las mujeres dándoles diez importante consejos. Entre éstos, les recordó que “ustedes tienen derecho a meter la pata y fallar y caer, pero es su responsabilidad levantarse y continuar el viaje; sientan orgullo por las cicatrices en sus rodillas y en sus almas, porque son la prueba de que están vivas y marchando hacia delante, no sólo están acostadas o paradas”.

-Atrévete pensar que mereces lo mejor y a tener claro que no eres una costilla –concluye-. Tú no eres una costilla. ¡¡¡No eres una costilla!!! ¿Se entiende? Ahora levántate y sorpréndeme. Sorpréndenos. Pero ante todo, sorpréndete a ti misma…

 


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